Amy estaba a disgusto en la casa de la tía March,
Esther, la sirvienta de la tía, al darse cuenta de su tristeza y de lo exigente
que era su tía con ella, buscaba la manera de que Amy tuviese una estancia lo
menos difícil posible, se le ocurrió enseñarle las joyas que guardaba su tía y
que algún día serían para ella y sus hermanas como ya lo había dispuesto en su
testamento, afirmaba Esther.
A Amy se le
ocurrió entonces hacer su testamento dejando sus tesoros a su familia y
utilizando a Esther y Laurie como testigos, éste iba a visitarla frecuentemente
para que no se sintiera sola mientras podía regresar a su casa.
Reflexion:
aveces nuestras mejores pertenencias no son lo material sino aquello que
tenemos dentro de nosotros y la mejor manera de expresarlo es siempre
acordandonos de los demas
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